Por Tomás Lujambio.
Si bien en los últimos años se ha empezado a reconocer la violencia hacia las mujeres como una violación de derechos humanos, las acciones que se han llevado a cabo para mitigarla no han sido abordadas con la profundidad y la urgencia que merece. Aunque la discusión ha generado cierta conciencia al respecto, no cabe duda que la solución al problema va más allá de su reconocimiento. Por ello, en años recientes se ha discutido la implementación de una perspectiva de género en la construcción de espacios públicos como una método para combatir la violencia sexual hacia las mujeres.
En este sentido, un urbanismo con perspectiva de género abogaría por diseñar ciudades que no responsabilice completamente a la persona, a la comunidad o a la familia por su seguridad, sino una que esté construida para responder a las necesidades específicas de cada uno de sus habitantes. Es por ello que, en el caso de México, resulta sumamente necesario implementar planes urbanísticos que no solo velan por los derechos de las mujeres, sino que – además – integren sus necesidades en la construcción de espacios públicos que les permitan transitar por su ciudad de forma segura. Pero, ¿qué pasos ha dado México para adquirir esta perspectiva urbanística?
En 2013, por ejemplo, el gobierno de México desarrolló e implementó el Programa de Rescate de Espacios Públicos. Dicho programa se propuso "la realización de proyectos integrales dirigidos a resolver los problemas de deterioro, abandono o inseguridad y conductas de riesgo” que presentaban varios de los espacios públicos en México. Sin embargo, a pesar de que el programa se proponía un fin utilitario, lo cierto es que no logró incidir de manera positiva en la inseguridad callejera. Hoy en día –y tal vez más que nunca– les ciudadanes mexicanes –y las mujeres, sobre todo– peligran de sobremanera al transitar por la urbe. Lo cierto es que, más allá de la renovación estética de los espacios públicos, el gobierno ha fallado en implementar metodologías o herramientas efectivas para tratar la violencia callejera.
Infografía perteneciente al Informe de Resultados del Programa Ciudades y Espacios Públicos Seguros para Mujeres y Niñas en México (ONU Mujeres, 2019).
Esta circunstancia nacional no es una novedad. Globalmente, se ha reconocido la importancia de un plan urbano que logre implementar una perspectiva de género con el fin de proporcionar a las mujeres una mayor seguridad urbana. A nivel nacional, por ejemplo, el 34% de las mujeres mexicanas han sido objeto de violencia sexual en el espacio público (1). Ante esta circunstancia, las mujeres mexicanas han tenido que recurrir a distintos métodos para afianzar su seguridad: medidas como transportarse acompañadas, evitar salir de noche o procurar no caminar sola por la calle son de las más mencionadas. Esto, sin embargo, habla mal del plan urbano mexicano, pues ante la ausencia de un proyecto arquitectónico con perspectiva de género, las mujeres han tenido que tomar cartas sobre el asunto dada la indisposición del gobierno.
Ahora bien, uno de los primeros hallazgos del gobierno mexicano para tratar el acoso sexual se dio con el Plan Estratégico de Género y Movilidad propuesto por la SEMOVI en 2019. Esta iniciativa pública tuvo el objetivo de “aumentar la accesibilidad, disminuir los tiempos de traslado y garantizar viajes cómodos y seguros para toda la ciudadanía”. Uno de los resultados de este plan estratégico, por ejemplo, puede vislumbrarse en los vagones rosas del transporte público que trasladan únicamente a mujeres. Sin embargo, solo un 6% de las mexicanas afirma que el uso de vagones exclusivos es una medida efectiva para evitar violencia callejera (2). Desafortunadamente, a pesar de lo logrado con el Plan Estratégico de Género y Movilidad, las mujeres mexicanas siguen sufriendo acoso sexual –desde miradas lascivas y tocamientos indeseados hasta violaciones y feminicidios–.
Gráfico extraído del Plan Estratégico deGénero y Movilidad 2019.
Aunque esta iniciativa ha tratado un aspecto importante en torno a la violencia de género –la inseguridad en el transporte público–, lo cierto es que todavía hace falta implementar políticas públicas que sean capaces de responder a las necesidades de las mujeres. Es decir, si bien en el transporte público ocurre buena parte de la violencia sexual, es importante reconocer que los espacios públicos –tales como parques, escuelas y/o espacios recreativos– siguen dando las condiciones necesarias para que el acoso y la inseguridad callejera persistan.
A pesar de que el gobierno se ha enfocado en la recuperación y renovación de varios espacios públicos durante los últimos años, ha quedado a deber en cuanto a un desarrollo urbano que apunte a la igualdad de género. Hoy más que nunca, existe una imperante necesidad por implementar herramientas arquitectónicas que integren las necesidades de las mujeres. Esto es, al final del día, un tema de derechos: no podemos seguir ignorando que resulta urgente que el gobierno mexicano le disponga a sus ciudadanas el derecho a vivir, transitar, construir y transformar los espacios urbanos de manera equitativa, igualitaria y segura para ellas.
Por ahora, el primer paso que ha dado el gobierno mexicano en esta dirección se dio en 2021. Aquel año, el gobierno federal presentó el Programa de Mejoramiento Urbano. Aunque dicho programa tenía objetivos similares al programa de Rescate de Espacios Públicos implementado en 2013, la SEDATU (Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano) tuvo el valor de reconocer en 2021 la importancia de trabajar en herramientas que ayuden a proteger tanto a las niñas como a las mujeres mexicanas. Por ello, para implementar estas herramientas, la SEDATU decidió integrar una guía para activar equipamientos urbanos con perspectiva de género al Programa de Mejoramiento Urbano (PMU).
Para ejecutar semejantes equipamientos, se llevó a cabo un encuentro social en el que se afirmó la importancia de contar con un territorio urbano que implemente la perspectiva de género en términos de movilidad, vivienda, seguridad pública, salud y espacios recreativos. Ahora bien, lo importante en este respecto es verificar de qué forma se están implementando estas medidas. Por lo pronto, la guía con perspectiva de género anexada al PMU se aplicará en los espacios ya intervenidos por el mismo y se tiene pensado activarla de la misma forma en Tijuana, Mexicali, Reynosa, Morelos y Acapulco. ¿El objetivo central del Programa? La renovación de espacios urbanos que logren implementar un sentido de equidad, inclusión social y perspectiva de género.
Es bastante evidente que los derechos humanos de las mujeres deben empezar a reflejarse en el tipo de espacios y territorios que diseñamos para que puedan expresar su libertad sin miedo. Para tratar esta desigualdad, la guía con perspectiva de género propuesta por el PMU se dispone a integrar las necesidades de las mujeres en los siguientes espacios públicos: en espacios recreativos –unidades deportivas, albercas, campos deportivos, etc.–, culturales –bibliotecas, museos, centros culturales, auditorios, etc.–, educativos –escuelas y jardín de niños–, comerciales, mercados y de salud. Por ahora, este enfoque pretende aminorar la violencia sexual que suelen sufrir las mujeres en las calles, en las plazas, en los mercados y en los ámbitos tanto laborales como educativos.
Sin embargo, una parte muy importante de esta implementación urbana reside en el mapeo inicial de la violencia sexual hacia las mujeres. Es decir, antes de empezar a rediseñar espacios públicos, la guía del PMU recomienda la elaboración de un tracking cartográfico para identificar los recorridos diferenciados entre hombres y mujeres co-renovar los espacios que necesitan más incidencia. La importancia de este tracking reside en evidenciar que hay una clara vulnerabilidad diferenciada entre hombres y mujeres en términos de movilidad y seguridad que debe ser tratada con urgencia.
Idealmente, se espera que esta guía con perspectiva de género provoque que el cambio urbano repercuta en el desarrollo de leyes y políticas públicas que defiendan a las mujeres y velen por sus derechos. Por ello, el PMU plantea una renovación urbanística que opera bajo un esquema multifactorial de los espacios públicos con igualdad de género. Es decir, el proceso reconstructivo planteado por el Programa recomienda un rediseño urbano enfocado en accesibilidad, iluminación adecuada, flujo de actividades diarias, usos mixtos de espacios tanto comerciales como habitacionales, involucramiento femenino en el rediseño de las calles y, por último, una atención focal en la seguridad.
Dicho todo esto, se espera que la guía anexada al Programa de Mejoramiento Urbano sea capaz de integrar la opinión, perspectiva y visión urbanística de las mexicanas para crear espacios públicos que ya no estén cimentados en una estructura social que no solo suele excluir a las mujeres de los espacios comunes sino que, además, acostumbra ignorar sus necesidades y sus vivencias en entornos construidos.
Al final del día, un urbanismo con perspectiva de género aportaría en gran medida a la creación de ciudades más equitativas, justas y seguras para todes sus habitantes.
Fuentes:
Programa de Rescate de Espacios Públicos, 2013. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/5749/Lineamientos_PREP_2013_24-may-13_.pdf
Programa Ciudades y Espacios Seguros para Mujeres y Niñas en México https://mexico.unwomen.org/sites/default/files/Field%20Office%20Mexico/Documentos/Publicaciones/2019/Informe%20Resultados%20Ciudades%20Seguras.pdf
Plan Estratégico de Género y Movilidad, 2019. https://semovi.cdmx.gob.mx/storage/app/media/estrategia-de-genero-140319.pdf
Elementos para el fortalecimiento de la política pública local con perspectiva de género, 2020. http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/CiudadesSegurasMujeresNinas_VF_101354.pdf
Qué opinan las mujeres sobre las ciudades mexicanas https://labrujula.nexos.com.mx/que-opinan-las-mujeres-sobre-las-ciudades-mexicanas/
Guía de Activación con Perspectiva de Género, 2021 https://www.gob.mx/sedatu/documentos/activacion-con-perspectiva-de-genero