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Ensuciarse de alegría

Actualizado: 28 abr 2022

por Andrea de Buen.



¿Qué imagen tienes de la niñez?, ¿qué recuerdos tienes de cuando jugabas siendo niñx?, ¿qué es lo primero que imaginas cuando te dicen la palabra infancia?


Imagina lo siguiente:

Una niña aprendiendo a andar en bicicleta.

Dos niños corriendo en el monte.

Un papá cargando a una niña que quiere tocar la hoja de un árbol.

Una abuela empujando en un columpio a su nieto.

Una niña haciendo un pastel de lodo.

Un niño pateando una pelota.

Una bebé aventando su cuchara para verla caer de su silla.

Dos bebés gateando detrás de un perro.

Un niño de 2 años sentado sintiendo las olas del mar.

Dos amigos de 5 años pintando en el piso.


A la infancia siempre me gusta imaginarla jugando.


Es como si esa fuera la única manera en la que tuviera sentido la existencia de esas personitas que llegan al mundo para explorarlo, disfrutarlo con todo su cuerpo y mente, y aprovechar al máximo esos primeros 6 años de vida en los que su cerebro es capaz de formar más de un millón de conexiones neuronales nuevas por segundo; esto si se tienen los cuidados, nutrición, condiciones, actividades adecuadas.


¿Y cómo puede haber las condiciones adecuadas en nuestras ciudades contaminadas, hostiles, desiguales e injustas?


Tan sólo en la Ciudad de México, según información recopilada a partir de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 2018, la pobreza afecta al 70.2% de los niños y las niñas, esto quiere decir que más de un millón trescientos mil niños y niñas no cuentan con condiciones adecuadas de educación, salud, vivienda, seguridad, energía, telecomunicaciones, etc.


Esta cruel realidad hace que gran parte de las infancias no logren desarrollarse plenamente y, aunque mundialmente se han hecho esfuerzos importantes como la Convención de Derechos de niñas y niños que tiene más de 30 años de existencia, aún no ha sido suficiente lo que hemos logrado hacer como sociedad para garantizar que nuestras infancias tengan una vida digna. Ni en las ciudades, y mucho menos, en el campo o con las infancias indígenas.


¿Por qué las infancias no son lo más importante para todos los países?

Es difícil saberlo, pero una de las razones puede ser que, al no tener facultades para votar, es decir, no tener una participación activa en la democracia, los partidos políticos ponen poco interés en atenderlas y esto es bastante frustrante, pues construir ciudades amigables para las infancias, sería vivir en paraísos.


¿Imaginas poder ver los parques llenos de niños y niñas jugando sin riesgo?, ¿qué tal sería que las calles pudieran tener espacios para que sus triciclos y bicicletas circulen libremente?, ¿has pensado cómo se vería un México en el cual las infancias pudieran subir a los árboles, nadar en ríos limpios, correr por jardines de flores? Y por otro lado, ¿qué tal sería que las condiciones laborales permitieran a las personas responsables del cuidado y la crianza contar con tiempo, recursos, conocimientos, redes de apoyo, que posibilitaran mejores formas de vida?


Sin duda, me gustaría que un día logremos construir estas condiciones, pues actualmente tenemos a muchos niños y niñas amarrados a situaciones violentas de pobreza, o encerrados en realidades virtuales, o pasando sus años de oro en 4 paredes o con niveles de estrés preocupantes por no poder explotar todo su potencial.


Y lo único que me da esperanza, es que a pesar de las y los adultos, a pesar de las injusticias, a pesar de la contaminación, a pesar de las crueles realidades, a pesar de los pesares,

las niñas y niños siguen jugando y soñando; son como flores que pueden brotar aún en el cemento.


Sin embargo, esas flores si las colocamos en un mejor hábitat, crecerán con más fuerza, brillo, color. Como sucede con las niñas y niños que sí cuentan con espacios para jugar, que tal vez tienen una ludoteca cerca, una biblioteca, una persona adulta que les escucha, cuida, respeta, nutre y deja ser. Que no tienen derechos vulnerados, que pueden hacer sus actividades favoritas y construir con su imaginación lúdica todo lo que merecen.


Esas son las realidades que me gustaría multiplicar.


¿Cómo fue tu realidad en la infancia?


Cuando pienso en mi infancia sonrío, pues me imagino jugando, riendo, haciendo amistades, ensuciándome de alegría. Así deben ser las infancias, sucias de alegría. Ojalá podamos comprometernos con ello todos y todas en cualquier lugar.


Fuentes:

Consejo de Evaluación de Desarrollo Social (2020) Infancias en la Ciudad de México, recuperado de: www.evalua.cdmx.gob.mx

Fotos de la autora.


Andrea de Buen una vez soñó con que el mundo fuera un lugar más bonito, como la ludoteca y los jardines en los que creció jugando, por eso estudió pedagogía y se volvió ludotecaria y ahora intenta de diversas formas utilizar el juego, la creatividad, la escritura, el cuidado, el ecofeminismo, la docencia y lo que se pueda para hacer su sueño realidad. Actualmente alterna su vida entre Berlín y la Ciudad de México, llevando su corazón abajo, a la izquierda y de colores.



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